allí donde nada duele
esperando una amiocentésis que decida mi futuro
buscando el cajón donde guardo el valor que ahora he perdido
me miran las fotos inalterables
y me derrumban con su dureza en la mirada
huracanes azotan mis fachadas
levantando ladrillo a ladrillo mi piel
huesos negros quedan al desnudo sin pudor
mientras me desmorono pieza a pieza, miembro a miembro
y en este morir renazco como esencia de lo que soy
me convierto en aroma intenso de café tostado
infinitas moléculas destinadas a estimular pituitarias dormidas
que siguiendo el ritmo ancestral
bailan en las horas cercanas al anochecer
celebrando que viven sin más.
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