El pericardio cae como como un albornoz en una película erótica,
al borde del lavabo y con los pies descalzos,
mi corazón queda desnudo entre azulejos de colores.
Con los músculos al aire y aturdido por imágenes relampageando en mis ojos,
como el sueño indespertable,
salvo por el frío que desprende un filete de pollo,
por el calor del vino de mi tierra.
Un golpe metálico y un cambio de ritmo me recuerdan que sigo en tierra de lobos,
mis queridos lobos,
haciendo selección natural de mis neuronas,
sentimiento cobarde,
corazón cazado.
En la hoguera de esta noche a media luna,
sentado con el alma en mis manos,
espero vuestra llegada.
en la pesadilla acariciaré vuestro lomo,
con la lengua y con una sonrisa.