martes, 19 de junio de 2012

Luz

A la luz inerte de la luminaria
en las noches de estío
acuden fantasmas perdidos
en tierra de nadie
entre la vida y la muerte.

De las cuatro tribus

Tineidos aquellos que devoran la ropa
enfermos de recuperar el sentido,

como el del tacto guardado en un guante
fría suavidad de la nieve,
como el sabor del traje de baño
tonos de azul salado.
 
Pirálidos aquellos que envenenan la fruta
rabiosos de anhelos de vino.

Géléquidos aquellos de alas angostas
transgresores de la vida que les fué arrebatada.

Tortrícios aquellos causantes de plagas
señores glosados del clado Ditrysia.


Todas polillas
todas perdidas
confunden la luz artificial del neón
con la que iluminó sus pupilas.

Al nacer dejaron penumbras
mientras su madre aullaba en alumbramiento.

Envueltos por frecuencias solares
en el reino de los cielos
perecieron de frío  miedo
por ausencia de clorofila
desposeídos de su velo.

Aterrados en capullos
trasmutaron en ciegos insectos

que durante el día huyen
de la verdad y su infierno

que por las noches buscan
desesperados
el atisbo de luz
donde libar la falsa vida
que un día tuvieron.

Fantasmas alados en busca de su verdad,
seres aturdidos  por luces de colores,

mentes atrapadas por la química del flúor...

curiosa visión en un cielo estrellado.

1 comentario:

  1. Muy bueno Paco, me recuerda a la poesía de Vicente Huidobro. Conoces Altazor? http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/altazor.htm
    Un abrazo hermano

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